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Salto canario, una actividad de montaña milenaria con mucho futuro

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Muchas actividades humanas relacionadas con trabajos rutinarios o con medios de desplazamiento han dado lugar a deportes. Ha ocurrido por todo el mundo y en España hay muchos ejemplos: el levantamiento de piedras, la picota aragonesa, las traineras, la barra castellana, el tiro de reja o la vela latina canaria, por ejemplo.

Y es Canarias, precisamente, donde encontramos otra disciplina, no muy conocida fuera del archipiélago, pero que para los amantes de la montaña resulta muy interesante, porque se trata de una forma de desplazarse por el medio radicalmente distinta: el salto del pastor canario, o simplemente, salto canario.

 

antigua foto salto del pastor

 

 

Qué es el salto canario

El salto canario, más conocido allí como salto del pastor, consiste en desplazarse por terrenos abruptos con la ayuda de una larga vara de madera muy pulida y rematada por una pieza metálica conocida como regatón. La vara, que normalmente es de pino canario, es más gruesa por la base que por la punta y su longitud varía en función del terreno por el que nos movamos, siendo más larga cuanto más abruptos son los desniveles. Así, en las costas o en las islas menos elevadas del archipiélago se utiliza una vara de unos 2 metros, mientras que en las más abruptas, puede llegar a medir el doble.

Esta técnica, como decíamos antes, surgió de la necesidad en el trabajo. Antiguamente los pastores tenían que moverse por el terreno no humanizado y de muy difícil tránsito del archipiélago canario y, en algún momento, descubrieron que podían echar mano de una vara de madera como pasamanos durante las trepadas, y como punto de apoyo en las bajadas. Poco a poco, a fuerza de usarla, fueron adquiriendo gran destreza y desarrollaron técnicas que permitían descender de las cumbres rápidamente y mediante saltos controlados de cara al valle, hasta el punto de que hoy en día hablamos de “salto” del pastor, obviando que la herramienta era igualmente útil en los ascensos.

Claro que es en los descensos donde realmente el salto del pastor. Hay muchas formas de encarar la bajada de un resalte. Muchas veces, ni siquiera se salta, sino que se utiliza la barra para deslizarse por ella. Pero a veces, los más diestros, pueden lanzarse al vacío sin haber apoyado el regatón previamente, desde alturas de hasta 8 metros, y llegar al suelo con tanta suavidad como llegaría una pluma. Si hemos de hacer caso a las crónicas de los primeros peninsulares que llegaron a las Canarias, los guanches que habitaban allí eran capaces de dar saltos mayores incluso.

 

 

 

 

Por increíble que parezca, el salto del pastor estuvo en riesgo crítico de desaparición no hace mucho. No fue sino hasta 1994 que aparecieron los primeros clubes de salto en el archipiélago y hasta el 2001 que se formó la Federación Canaria de Salto del Pastor. Actualmente hay decenas de clubes, o jurrías, dedicadas a la práctica, la exhibición y la competición, de manera que la tradición está a salvo. Pero llama la atención que, en una época en la que cualquier técnica de desplazamiento por la montaña goza de una aceptación, el salto canario no haya conseguido trascender apenas las fronteras del archipiélago. Ya hay quien lo ha utilizado fuera, en Euskadi o Pirineos, por ejemplo, y ha comprobado que esta técnica permite bajar por lugares casi intransitables exigiendo a cambio muy poco desgaste físico.

En definitiva, el salto del pastor canario se merece dar el salto (valga la redundancia), de mera tradición isleña a técnica deportiva moderna. Una disciplina que sería practicable en cualquier macizo.

Sí aún no tienes claro por qué creemos esto, te dejamos un vídeo que creemos que ilustra muy bien su potencial.

 

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23 Dic, 21

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