Observar auroras boreales
posteado en Consejos y Trucos por Jon Pérez Feito
De entre todos los espectáculos que nos ofrece la naturaleza pocos habrá que sean tan sobrecogedores como las auroras boreales o las australes. Lamentablemente, se trata de un espectáculo restringido a latitudes extremas; algo que, bien pensado, constituye una estupenda excusa para hacer un viaje el gran norte (o el lejano sur).
Pero empecemos por el principio.
¿Qué es una aurora boreal?
Las auroras boreales son un fenómeno lumínico que se produce cuando partículas solares cargadas alcanzan la tierra. El campo magnético del planeta las redirige hacia los dos polos, donde entran en contacto con los átomos de oxígeno e hidrógeno que componen la atmósfera. Cuando esto ocurre, dichos átomos ganan temporalmente un electrón extra, y es al perder dicho electrón cuando vemos esa energía liberada en forma de luz. El color de la aurora (porque no todas son verdes) dependerá de la longitud de onda con la que se libere esa energía.
Las auroras australes son exactamente lo mismo, solo que tienen lugar en el polo opuesto del planeta. Lo que ocurre es que se suele utilizar el término aurora boreal como genérico. En realidad, el término correcto que las engloba es el de aurora polar.
¿Cuándo se puede observar este fenómeno?
El fenómeno en sí se puede ocurrir en cualquier momento, pues depende de la actividad solar. No obstante, solo es observable por la noche o en horas próximas. Es por eso que los meses en los que más oportunidades tendremos de verlas en el hemisferio norte son los que van de octubre a marzo, y en el sur, los meses de junio a agosto, que es cuando las noches son más largas.
Por otra parte, el cielo debe estar despejado y, a poder ser, libre de cualquier fuente de contaminación lumínica.
¿Dónde se puede observar este fenómeno?
Como ya hemos dicho, las auroras solo se pueden observar de manera habitual en latitudes altas. Sin embargo, si la actividad solar es lo suficientemente intensa, pueden ser vistas desde latitudes mucho más bajas. En España, por ejemplo, fue visible una aurora boreal en 1938, aunque en su día fue confundida con bombardeos de la Guerra Civil.
A las zonas en las que normalmente quedan restringidas las auroras las llamamos óvalos polares. Los óvalos polares están situados sobre ambos polos; pero, ojo, hablamos de los polos magnéticos, no de los geográficos. Como el polo magnético está desplazado (y de se desplaza) respecto al geográfico, el óvalo polar puede comenzar a 65º N en Europa y a 50º N en Canadá.
Como contrapartida, las temperaturas son mucho más extremas en Canadá que en Europa gracias a la corriente del golfo, de manera que podemos encontrar auténticas ciudades como Tromsø a 69ºN en Noruega, mientras que, a esa latitud, en Canadá, estaríamos en la isla de Baffin, sin otra cosa que glaciares y osos polares a nuestro alrededor. Así que los mejores destinos para ver auroras boreales son los países escandinavos, donde, además, existe mucha infraestructura, así como agencias especializadas.
Entonces, ¿cuál es el mejor destino para ver auroras?
No hay un único destino ideal para ver este fenómeno. Depende mucho de la época en la que vayamos a viajar y del presupuesto. ¡Y luego, además, está la suerte!
Sí podemos decir que el norte de Europa es un lugar privilegiado porque está habitado hasta latitudes más altas que en cualquier otro lugar del planeta. Aquí las zonas con más probabilidad de éxito son Islandia, las islas Svalvard (que es el punto más septentrional que podremos alcanzar sin montar una expedición) las Laponias noruega (con especial mención a las Islas Lofoten), sueca (el Parque Nacional Abisko es un buen lugar) y finlandesa (en Ivalo hay muchas empresas dedicadas a ello). También el norte de Rusia alrededor de Múrmansk.
Por supuesto, también pueden observarse en Alaska, Canadá, Groenlandia y Siberia.
Las auroras australes son visibles desde el sur de Nueva Zelanda, Tasmania, Patagonia y, por supuesto, la Antártida.
Así que hay muchísimos lugares para disfrutarlas. Todo depende de la época en la que podamos viajar y del presupuesto, claro. También es importante aclarar que la suerte juega un gran papel. Hay que tener en cuenta que el éxito depende de muchos factores: la actividad, solar, la meteorología, la contaminación lumínica… Algunas personas vuelven de vacío y no son pocas las que viajan varias veces para poder observar una. Eso sí, una vez vista, todo el mundo coincide en que el esfuerzo ha merecido la pena.
¿Qué necesito para ver auroras?
Todo dependerá de si vas a verlas desde una instalación específica como las que tienen algunas empresas especializadas, como domos de cristal o cabañas con cúpulas acristaladas; o si vas a ver las auroras por tu cuenta. En este caso, como lo ideal es alejarse de cualquier fuente de contaminación lumínica, seguramente querrás hacer una pequeña excursión nocturna. Recuerda que hablamos de zonas muy salvajes, en pleno invierno y en mitad de la noche. Por lo tanto, toda precaución será poca. Para empezar, trata de ir a una zona que ya hayas visitado de día. En cuanto al a ropa de abrigo, la linterna y el teléfono con batería, no debería hacer falta ni nombrarlos (pero por nosotros que no quede). Un gps también es una buenísima idea.
Pero este artículo no va de eso, sino de auroras. Y al margen de la seguridad, hay varias cosas que pueden hacerte la experiencia más cómoda. Una buena idea es llevarte una colchoneta aislante para poder sentarte en la nieve y ver el espectáculo cómodamente. Recuerda que las auroras boreales pueden durar minutos, ¡u horas!
Y puestos a sentarse, ¿por qué no ver las auroras tumbado y abrigadito? Si a la colchoneta le unes un buen saco de plumas como el Lanin 300 de Columbus, que tiene una temperatura de confort de 1,3º, (ten en cuenta que te vas a meter vestidito o vestidita), la experiencia se te puede hacer mucho más agradable.
La linterna frontal CF3 de Columbus incorpora luz roja, que es una cosa utilísima si de lo que se trata es de observar un fenómeno lumínico. Como ya sabrás, la luz roja no interfiere con la adaptación del ojo a la oscuridad, por lo que si tienes que hacer algo —manipular la cámara, buscar algo en la mochila, etc.—, la luz roja te permite no hacerlo a tientas y sin perder la visión nocturna.