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Vivaquear en la cumbre de una montaña

posteado en Acampada, Montañismo por

En un tiempo en el que las actividades de montaña cada vez tienen mayor relación con la velocidad, la búsqueda de los límites físicos y la competición, el vivac sobre cimas aparece casi como un movimiento a contra corriente. Se trata de una actividad tranquila, basada en la contemplación y el disfrute de algunos de los mayores espectáculos de la naturaleza: el amanecer, la puesta de sol y un firmamento poblado por millones de estrellas. Pero es, también, una gran aventura que exige tener en cuenta varios aspectos.

 

Dormir al raso es algo que normalmente “toca hacer” en el contexto de una actividad de montaña de más de una jornada. Tal vez porque hemos hecho la aproximación hasta una zona de escalada de alta montaña y queremos dormir a pie de vía para ponernos a escalar bien temprano; tal vez porque estamos haciendo una ruta de varios días y no todas las jornadas terminan en refugio; quizá porque nos hemos embarcado en una ultramaratón y decidamos descansar unas cuantas horas por la noche… En cualquier caso, el vivac suele ser una especie de trámite más o menos placentero, pero no el objetivo mismo de la actividad.

Y sin embargo, convertir el vivac en el fin último de nuestra salida a la montaña puede convertirse en una experiencia increíblemente satisfactoria. Si además decidimos hacer ese vivac en la cumbre una montaña, le experiencia tiene algo de mágico. Por un lado el espectáculo de la puesta y el amanecer sobre un paisaje de picos y valles extendido a nuestros pies es algo difícil de superar; por otro, el hecho de estar allí arriba cuando el sol escapa añade cierta emoción de aventura. De hecho, las primeras veces, es habitual que, por un momento, justo cuando el sol roza el horizonte y la oscuridad avanza a nuestra espalda, nos sintamos tentados de escapar hacia la seguridad del valle. Pero de resistir ese impulso (y siempre que hayamos planificado bien la actividad) lo que nos queda por delante es una noche increíble con el mundo debajo de nuestra cama.

 

atardecer vivac

 

Cómo planificar un vivac en la cumbre de una montaña

 Lo primero que debemos tener en cuenta es que no todas las cumbres permiten pasar una noche cómoda. Algunas cimas son demasiado abruptas y es imposible encontrar siquiera un pequeño hueco liso en el que poder tumbarnos. Así que lo primero que debemos hacer es escoger bien la cima; al fin y al cabo, pasar la noche es el objetivo de la actividad, así que la comodidad es un elemento importante.

Para escoger la cima podemos guiarnos por guías específicas de vivac en cumbres, o bien optar por una que conozcamos bien. De hecho, dormir en una cima que conozcamos bien siempre es la mejor opción para una primera vez. En ella nos sentiremos más seguros y podremos saber de antemano qué tipo de vivac vamos a encontrar allí arriba.

Una vez que hayamos escogido la cima tenemos que estudiar bien el itinerario que vamos a seguir para alcanzarla, teniendo en cuenta varios aspectos:

 

  • La carga. Vamos a subir muy cargados, así que es importante que optemos por el trayecto más sencillo para alcanzar la cumbre. No es momento de probar esa arista alternativa a la que le tenemos echado el ojo ni esa gran travesía que enlaza varios picos. Insistimos, el vivac es el objetivo último de esta actividad.
  • El agua Dado que vamos a necesitar agua para recuperar todo lo sudado y también para cocinar una cena y un desayuno, la cantidad de líquido con la que debemos contar al llegar a la cumbre no es nada desdeñable. Por eso es fundamental informarse sobre cuál es el punto más elevado en el que podemos encontrar agua. Cuanto más arriba nos reabastezcamos, menos peso tendremos que cargar desde el aparcamiento.
  • Presencia de abrigos cercanos. Afrontémoslo, en montaña las cosas no siempre salen como esperamos. Por eso es importante tener a mano un plan B. Infórmate de dónde están el abrigo o el refugio más cercanos para el caso de que el viento o una lluvia inesperada te echen de allí arriba. Y asegúrate de que sabrás alcanzarlos de noche.

 

cumbre gael

 

Qué debemos llevar

Vivimos una época en la que la ligereza se considera la norma sagrada para cualquier actividad de montaña. Es algo fantástico, porque ha servido para desarrollar materiales ultraligeros de los que nosotros también nos vamos a beneficiar, pero por lo demás, olvídate de subir a dormir allí arriba en pantalones cortos, con medio litro de agua y un bastón plegable de carbono.

El debate entre aligerar la mochila en detrimento de la comodidad cuando se monte el campamento, o cargar con más cosas a cambio de pasar una noche gloriosa debe de remontarse al principio de los tiempos y es evidente que no lo vamos a solventar aquí. Al final se trata de que cada uno encuentre su propio equilibrio. Y aún así hay algo que siempre ocurre la primera vez: Cuando por fin alcancemos la cumbre, descubriremos que no hemos subido algo que nos vendría muy bien y que, en cambio, hemos cargado con algo que no vamos a utilizar para nada.

En cualquier caso, hay ciertas cosas que no se pueden dejar fuera de la mochila nunca: ropa de abrigo e impermeable, una funda de vivac, un pequeño botiquín… y por supuesto una buena colchoneta y un saco decente.

 

Cuándo vivaquear

Con todo lo anterior cerrado, toca fijar una fecha. Lo ideal es que, en montañas de cierta altura, llevemos a cabo la actividad durante los meses centrales del año, cuando las noches son más cortas. Dado que vamos a escoger noches despejadas para poder ver las estrellas, una noche demasiado larga hará bajar demasiado las temperaturas.

El principal problema aquí es que no podremos estar seguros de llevar a cabo la actividad en la fecha señalada hasta apenas unos días antes. Y es que para dormir en una cima es fundamental que las condiciones climatológicas sean perfectas. No debe correr viento ni hacer demasiado frío; si el cielo está nublado nos perderemos el espectáculo y por supuesto, no puede haber amenaza de lluvia o de tormenta. Así que no seas demasiado inflexible con la fecha. Las montañas van a estar allí la semana que viene.

 

mochila en cumbre

 

Si hemos hecho bien los deberes, si hemos escogido bien la cumbre, si hemos encontrado el equilibrio entre carga en marcha y comodidad en el campamento, si contamos con un buen saco y una buena colchoneta, si la meteorología decide respetar las predicciones… entonces tenemos garantizado un espectáculo increíble, una experiencia tan satisfactoria que hará que, probablemente, estemos planificando un nuevo vivac antes de alcanzar el coche de vuelta al día siguiente.

 

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18 Jul, 19

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