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TIERRA INDOMITA – CHILE 2025

posteado en Aventureros Columbus por

Por Adrián Moreira (@adrimoreira90)

Podríamos decir que la formación de este equipo fue un tanto improvisada, casi en el último momento. Pero a veces, solo a veces, las cosas que no planeas al dedillo salen bien.

A mediados de diciembre recibo llamada de Mariana preguntándome si me interesa correr Tierra Indomita con ella y con el gran Romual Viale… obviamente digo que sí, casi sin pensarlo.

Durante un tiempo no se habló mucho más del tema, Romiestaba buscando un 4º componente, pero no aparecía. A un mes de la prueba llamo a Marcos y le comento si se animaa venir a Chile, me dice que si al instante. Pues ya tenemos equipo… Lo hemos montado a un mes del coger el avión.Malo será 😊

El día 5 marzo cojo el avión en Vigo. Vigo – Madrid. En la capital me reúno con Marcos que viene desde A Coruña y con Romual que viaja desde Marsella. El siguiente vuelo nos lleva desde Madrid hasta Santiago de Chile. Una escala cortita de una hora y poco donde tenemos que pasar control de aduanas y tomamos el último vuelo hasta Temuco, puerta de la Patagonia chilena.

En el aeropuerto de Temuco nos encontramos con otros equipos y con la propia organización que viene a buscarlos. Por delante aún nos quedan 3 horas de autobús hasta Lonquimay. ¡Por fin llegamos! Un viaje largo, pero al fin estamos en Chile. Son en torno a las 21:00 hora local. Cenamos y a dormir.

El viernes 7 por la mañana llega Mariana, ya estamos el equipo al completo.

Al montar las bicis, tengo un problemilla con un freno. Un chico muy majo del pueblo, que tiene un pequeño taller en su casa para él y sus amigos, me lo soluciona en el momento sin cobrarme nada. Eternamente agradecido.

Tras montar las bicis, salimos a estirar un poco las piernas,vamos al súper a por los últimos víveres para la carrera y por la noche acreditación. Foto de equipo y breafing,donde nos desvelan cosillas interesantes de lo que nos depara en los próximos días.

El sábado por la mañana pasamos el control de material con todo lo que nos piden previamente, que es mucho esta vez. Tenemos todo, así que lo pasamos sin problema. Ahora por la tarde viene lo peor, entregar las cajas a la organización. Cada caja no puede pasar de 25 kg justos. Al pesar mi caja de la bici se pasa 700 g. Pues nada… Abrirla y ver qué podemos sacar… Al final realizamos unos retoques de aquí y de allí y está todo correcto y dentro de los pesos establecidos. Ahora sí, ese momento de estrés previo se va, ya está todo entregado y listo, no hay vuelta atrás.

Última cena, última duchita y a descansar que mañana empieza lo bueno, ¡empieza la aventura!

A las 6.30 de la mañana suena el despertador, ya llevo unas cuantas horas despierto… las ansias y las ganas por empezar me quitan el sueño.

A las 7.30 la organización nos convoca en la plaza principal de Lonquimay. Hace frío, en torno a 2-4ºC… Sellamos los teléfonos móviles, nos dan los GPS y nos piden que nos situemos debajo del arco de salida.

A las 8:00 del domingo 9 de marzo se da el pistoletazo de salida. Como de costumbre, de un plumazo se van los miedos, las inseguridades, el estrés, los nervios…. Ahora volvemos a respirar con normalidad. En esas primeras zancadas, mientras los músculos, agarrotados por el frío empiezan a responder, empezamos a disfrutar de lo que tanto nos gusta y una sonrisa se perfila en mi cara. Ahora sí, es nuestro momento, es hora de jugar y disfrutar.

Empezamos con un trekking de 25km que se divide en dos partes. La primera parte es un score por el centro de Lonquimay que nos lleva unos 40 min. La organización nos da el segundo mapa y abandonamos Lonquimay entre campos completamente congelados en dirección a la primera baliza. Tras picarla toca meterse en las gélidas aguas del río para cruzarlo nadando… entre el frío exterior y el agua fría proveniente del deshielo salimos congelados… Corremos durante varios km por una vía verde en zona sombría… Las manos no las sentimos, pero poco a poco nos vamos acercando al sol y este nos va calentando poquito a poco. Nos acompaña un perro desde que abandonamos Lonquimay, bromeamos entre nosotros que será Arthur II.

En esta sección el mapa es una foto aérea a escala 1:50.000, con una zona ampliada a 1:11.000. En esta zona estamos 4 equipos juntos buscando las balizas dentro del bosque, cuesta un poco interpretar la foto, pero poco a poco resolvemos las balizas. Un par de equipos nos han adelantado. Salimos de la zona boscosa y Mariana nos comunica que en el libro de ruta pone que desde la próxima baliza hasta la transición está prohibido circular por los caminos públicos, hay que ir pegado al río. Levantamos la cabeza y vemos a 3 equipos saliendo de la baliza en dirección a la pista principal…. No es nuestro problema, nosotros a lo nuestro.

Llegamos a la transición, la segunda sección es un kayak de 36 km por el río. Transición fugaz, cogemos las palas, algo de comida y nos metemos en el río.

El río va serpenteando por el fondo del valle de Lonquimay, con alguna zona con pequeños rápidos que lo hacen divertido. Al cabo de un rato vemos a un equipo delante, no tardamos en alcanzarlo, es el equipo ruso. Para nuestra sorpresa van con el perro que nos acompañó al principio de la primera sección. El perro nos acompaña a los dos equipos. Por momentos se echa al río a nadar, otros momentos va corriendo paralelo al río, vuelve a tirarse al agua… Así durante bastantes kilómetros. Marcos y yo flipamos…

Dejamos al equipo ruso y al perro atrás. Marcos y yo vamos delante y vemos que Mariana y Romi se están quedando un poco rezagados… que raro… ¿qué les estará pasando? Los esperamos. Cuando nos pasan vemos que su embarcación esta ladeada y algo hundida…

-¡Chicos! ¡No sé si tendréis una vía de agua en el kayak! ¡Eso está de lado y medio hundido!

Paramos en el primer sitio que encontramos más o menos cómodo y efectivamente, en la proa del kayak hay una brecha, que tenía un remiendo, pero este se había soltado y el kayak estaba lleno de agua, le damos la vuelta y lo vaciamos durante un buen rato….

Vuelta al agua, a ver cuánto aguanta sin entrar mucha agua… Hacemos otra parada para volver a vaciar agua y al fin llegamos a la transición.

Salimos del agua y vemos que los dos primeros equipos aún están allí, a punto de salir. Nos cambiamos, montamos nuestras bicis, cogemos la comida pertinente, los mapas, y bajo la intensa presión de Mariana por no demorarnos lo más mínimo salimos a la 3º sección, una BTT de 100km y 3200 positivos.

Son más o menos las 6 de la tarde, hace algo de calor, pero en breve se irá el sol y la temperatura bajará drásticamente. El inicio es muy cómodo, con pistas anchas con poco desnivel donde vamos rápido y avanzamos muchos km. Ideal para comer un poco. Mariana marca el ritmo, implacable y constante.

Cae la noche y empieza a hacer frío, hay que abrigarse. Al rato, a lo lejos vemos 2 luces rojas intermitentes, tengo a Mariana a mi derecha, se le dibuja una sonrisa pícara en la cara y dice: -xa son nosos, témolos.

Sigue marcando el ritmo. Constante y con esa determinación que solo ella tiene. Desde que salimos de la transición solo tenía una cosa entre ceja y ceja, coger a los dos equipos que teníamos delante y pasarlos. Así hacemos, nuestro ritmo es mucho mayor y rápidamente abrimos hueco.

La sección se va poniendo cada vez más dura, tenemos ante nosotros una larga subida, más bien, larguísima subida. Un puerto de montaña que nos deja, sin saberlo ante los pies del volcán Lonquimay.

Desde aquí unos 11km todo para abajo hasta llegar a la transición.

Llegamos primeros a la transición. Nos cambiamos, cogemos nuestra comida, nuestros mapas y nos vamos a por el primer volcán. Por delante nos esperan 55km con 3300 positivos y alcanzar la cumbre del volcán Lonquimay. Para ello tenemos que llevar una cuerda y arnés.

Tan pronto salimos de la transición un cartel nos indica que tengamos cuidado que es zona de pumas.

Tras picar la primera baliza, buscamos un sitio más o menos cómodo en el bosque, alejado del fuerte viento y nos echamos a dormir, 1h justa.

Tras levantarnos, seguimos nuestro itinerario hacia la segunda baliza. Para ello tenemos que crestear durante un par de kilómetros. Para evitar subir y bajar todas las cumbres de la cresta, vamos bordeando de collado en collado a curva de nivel. Es de noche y no se ve nada.Estamos en ese momento de la noche donde es tan negra, tan oscura, que no logras a intuir lo que tienes delante. Vamos avanzando. Nos damos cuenta de que nos hemos pasado el pico donde está nuestra baliza. No por mucho.Estamos en el siguiente collado, tenemos que retroceder un poco. Vemos luces bajar desde la baliza, 3 equipos la han picado… bueno, no pasa nada, a lo nuestro. Subimos, empieza a amanecer, foto en la baliza y seguimos hacia la siguiente.

Al llegar a la siguiente baliza, situada en un claro del bosque volvemos a estar todos los equipos de cabeza juntos, esto vuelve a empezar.

Durante un rato vamos todos juntos, por las laderas del volcán Lonquimay. Para llegar a la siguiente baliza tenemos dos opciones, seguir el sendero que hace una U muy grande, o acortar a curva entre los restos de coladas de lava. Romi y yo pensamos lo mismo, hay que acortar, son varios km y puede salir muy bien. Se lo comunicamos a Mariana y a Marcos. Aceleramos un poco el paso para intentar que los otros equipos no nos sigan. Bordeamos un saliente de roca, nos metemos en el caos de lava y 5 minutos después estamos solos. Los otros 3 equipos no nos siguen, han elegido el itinerario del sendero.

Volvemos a estar solos, como a nosotros nos gusta. Vamos bordeando el volcán, incluso alejándonos por momentos. Marcos en varias ocasiones nos dice: – ¿Pero no tenemos que subir el volcán?  ¡Queda para atrás! Entre risas siempre le contesto lo mismo. Hay que bordearlo entero.

Vamos avanzando entre pequeños senderos y monte a través. En esta zona hay unas plantas rastreras que tienen unos pinchos que se te pegan a la ropa y son supermolestos. Romual los bautiza como: Putos pinchos de mierda.

Picamos una baliza a pie de una laguna superbonita. Ante nosotros se abre un valle inmenso, con una colada de lava gigantesca, hasta donde alcanza la vista, es espectacular lo que tenemos ante nosotros. Qué pequeños e insignificante somos ante la magnitud de todo lo que tenemos ante nuestros ojos.

Bordeamos toda esta colada de lava gigantesca y con el rumbo de nuestras brújulas avanzamos hacia la siguiente baliza… Con la información que nos da el mapa, no nos queda muy claro lo que es…. Estamos cerca de la baliza, ante nosotros tenemos una montaña considerablemente grande, la baliza está aquí al lado, pero ¿dónde?

Romi y yo debatimos un momento, visualizamos el terreno, vemos el mapa… Ostras… Qué raro… ¿Estará del otro lado de la montaña…? No logramos interpretar lo que está pintado en el mapa. Nos acercamos al collado, hay un hito grande y un sendero que sube a lo alto… ¿Será esto? ¿Será arriba? Romi propone subir y probar… Cuando llegamos a lo alto vemos gente de la organización. Efectivamente, estamos bien. Estamos en lo alto de un inmenso cráter. Cráter Navidad. El sitio es espectacular y las vistas de todo el valle volcánico dejan a uno sin palabras.

Ahora sí, ponemos rumbo a la cumbre del volcán Lonquimay. Tenemos que ascender hasta los 2865m. En esta ladera, el volcán alberga una estación de esquí, ahora cerrada. Al llegar a la parte alta de la estación, encontramos personal de la organización que nos da instrucciones para subir. Tenemos que ponernos el arnés y encordarnos. Debemos seguir la arista que tenemos delante, hasta cumbre.

Vamos subiendo encordados, poco a poco. En la arista sopla mucho el viento, con rachas que te hacen tambalear un poco. Al fin llegamos a cumbre.

Las vistas desde aquí son impresionantes… Podemos ver 5 volcanes a nuestro alrededor, todos ellos nevados. Al fondo mar de nubes, y el sol que empieza a estar algo bajo en el horizonte. Un momento mágico que no se nos olvidará jamás. Ya que tenemos la Go-Pro aprovechamos para hacer unos vídeos y unas fotos. La foto de cumbre protocolaria.

Toca bajar… Con cuidado y con algún que otro resbalón, pues el terreno es de piedritas sueltas y es fácil resbalar y caer de culo. Nos cruzamos con dos equipos. Llegamos al punto alto de la estación de esquí, donde está la organización. Nos quitamos los arneses y guardamos la cuerda.

Desde aquí, picamos dos balizas más y directos a la transición.

Se acaba de hacer de noche cuando llegamos a la transición, son en torno las 20.30 horas.

Como siempre Mariana nos mete prisa para evitar perder el mínimo tiempo posible. Nos cambiamos, cogemos los mapas, la comida, las bicis y ¡nos vamos! Por delante 120 km de bici.

Llevamos escasos 15 min encima de la bici cuando Mariana nos dice que no respira bien. Vuelven los demonios y el recuerdo de aquel Raid Gallaecia de 2019 donde le había dado alergia y paso toda la carrera con una crisis asmática. La pobre llora al recordarlo, se frustra al verse impotente pensando en que los otros equipos nos van a adelantar. Entre los tres la tranquilizamos, no pasa nada. Se toma un inhalador, y le recomendamos tomar un antihistamínico.

Avanzamos un poquito y en el primer cobertizo que encontramos paramos. Vamos a descansar un poco para que Mariana mejore y el antihistamínico y el inhalador hagan efecto.

1h después estamos otra vez en marcha. La situación de Mariana ha mejorado un poco. Estamos otra vez en ruta. Vamos avanzando, picando balizas y comiendo kilómetros a buen ritmo. Empieza a hacer frío.

A eso de las 4 de la mañana decidimos volver a parar para dormir. Encontramos un cobertizo de chapa. Dejamos las bicis fuera y nos metemos dentro. El suelo es de hierba, ¡búa qué gusto! ¡está mullidito! Nos metemos en nuestros sacos de Columbus y nos dormimos al momento. Una hora después suena el despertador de Mariana. Salimos de los sacos. Hace mucho frío, temblamos. Nos ponemos toda la ropa que tenemos, pero aún así seguimos temblando de frío. ¡Vamos, vamos, vamos!. Hay que ponerse a andar y entrar en calor.

Las bicis están completamente congeladas. Cojo la botella de la bici para beber, que le queda aproximadamente ¼ y para mi sorpresa el agua se había congelado completamente…  Las boquillas de las botellas que llevo en la mochila también se congelan. Hace muchísimo frío.

Afortunadamente tenemos que subir, y eso nos da un puntillo de calor. Es un valle muy largo que tenemos que recorrer entero hasta el final. Sube poco a poco, no se hace duro y nos mantiene calientes. Al cabo de unas horas empieza a romper el alba. El cielo se empieza a teñir de tonos rojizos anaranjados a nuestra derecha. ¡Que salga el sol ya!

Con las primeras luces del día nos adentramos en la reserva “China Muerta”, ahora podemos disfrutar del entorno. Un bosque de araucaria simplemente alucinante… Qué árboles, qué sitio….  Picamos baliza y seguimos nuestro itinerario recorriendo un valle muy largo. Los campos están todos blancos de la helada de esta noche, los charcos que nos encontramos en el camino completamente congelados… Empieza a salir el sol, por ahora muy tímido, entre las montañas, aún no calienta.

Por fin abandonamos el valle y cogemos una carretera de tierra. El sol ha cogido un poco de altura y ahora calienta con ganas. Paramos y nos sacamos de golpe casi toda la ropa, sobra todo. Unos 25km más y llegamos a la transición.

Somos los primeros en llegar. Dejamos las bicis, cogemos los chalecos salvavidas, las palas del kayak y un poco de comida y nos vamos a por la siguiente sección.

Kayak, 27 km en el Lago Icalma, de aguas cristalinas yrodeados de un majestuoso bosque de araucarias. Realmente son dos lagos en uno, conectados por un pequeño canal. Después de remar el primer lago, nos adentramos en este pequeño y mágico canal, donde las araucarias cubren el sol y el fondo del agua está lleno de antiguos troncos. El agua es tan cristalina que puedes apreciar todo. En el lado izquierdo del canal, un jabalí con sus 5 jabatos comiendo en el borde del agua.

Pasamos al segundo lago, picamos las tres balizas que tenemos aquí y volvemos a pasar por el canal. Saliendo del canal nos encontramos al equipo argentino XK Raceque van en segunda posición.  Mariana vuelve a tener problemas de respiración, atamos los dos kayaks, así Marcos y yo vamos ayudando a Mariana y Romi. Picamos dos balizas más en un brazo del primer lago. Ponemos rumbo a la transición, pero antes tenemos que bordear una especie de península que hay en el lago. Tenemos dos opciones: o bien desembarcar en la zona más estrecha, hacer un porteo y cruzar; o darle la vuelta por el agua remando. Hablamos un momento Romual y yo, ambos tenemos claro que vamos a hacer ese porteo, es el momento de arriesgar… Aceleramos un poco el ritmo para evitar que el equipo argentino nos vea atravesando por ese punto. Llegamos a tierra, cogemos los kayaks y en menos de 5 min estamos al otro lado de esta especie de península. La jugada ha salido bien. Una última baliza en la costa y directos a la transición.

A las 16:00 llegamos a la transición, fin del kayak. Nos cambiamos las zapatillas, los calcetines, llenamos la mochila con comida y algo de agua. ¡Nos vamos!

Empezamos el último trekking (35 km) del raid, el último volcán. Batea Mahuida (1948m) nos espera. Salimos de la transición, el sol aprieta con ganas, tenemos que ser conservadores en estos momentos, un apretón ahora con este calor nos puede jugar una mala pasada. Mariana va tocada de su problema respiratorio, entre los tres le llevamos todo su material.

Vamos avanzando por pequeñas pistas entre casas, picando las primeras balizas. Dejamos atrás la zona “urbana” para empezar a ganar altura y meternos en zona de montaña, entre bosques de araucaria y praderas altas. Vuelven a aparecer los putos pinchos de mierda. Las balizas empiezan a estar en zonas más complicadas, ya lo había comentado Nelson, conforme iba avanzando la carrera, la orientación sería más exigente. Es por ello que vamos muy atentos a los mapas Romual y yo, con zonas de navegación muy chulas y divertidas.

El sol empieza a perder altura en el horizonte, tan pronto se esconde tras las montañas la temperatura baja drásticamente. Nos abrigamos.

Con las últimas luces del día y el cielo pintado de rojo, vamos avanzando por la ladera del volcán. Tenemos una baliza en medio del bosque, hay que ir muy atentos para entrarle bien, sino podemos liarla mucho. Le caemos directos. ¡BIEN!

Próxima baliza, cumbre del volcán Batea Mahuida. Decidimos subir en diagonal por la ladera, en rumbo directo a la baliza, así la subida será más llevadera. Es de noche, y una enorme luna llena nos ilumina nuestro itinerario. El volcán está formado por una roca muy clarita, casi blanca, entre la luna llena y el suelo blanco vemos perfectamente, así que apagamos nuestros frontales y evitamos que nos vean los equipos que tenemos detrás.

Y así, en la noche, con los frontales apagados e iluminados por la luna alcanzamos la baliza en la cumbre del volcán.Vivimos un momento mágico e inolvidable. Empezamos el descenso. Mariana nos comenta que empieza a encontrarse mucho mejor, todos nos alegramos. La siguiente baliza está en un cartel que nos indica que nos encontramos en la frontera entre Chile y Argentina.
Marcos le da la vuelta al cartel y dice, ¡ya puedo decir que estuve en Argentina!

La siguiente baliza se nos complica un poco, nuestra idea es atacarla desde un camino paralelo al que circulamos, y en una curva, salirnos del camino en dirección a la baliza. Nuestra idea inicial no sale como queremos, pues en el terreno hay muchos más caminos de los pintados en el mapa, lo intentamos 3 veces, pero nada. Desde este punto es imposible. Así que decidimos tomar la ruta fácil, aunque más larga. Bajamos por un camino, hasta coger otro que sube y nos deja al lado de la baliza. Foto y nos vamos.

Desde aquí nos vamos para la transición, de camino tenemos un par de balizas que picamos sin problema. Llegamos a la transición a eso de las 3:30 de la madrugada. Al llegar la organización nos aplaude y nos da ánimos. Seguimos primeros, pero no sabemos qué ventaja tenemos sobre los segundos.

Cogemos los mapas, las bicis, nos cambiamos y abrigamos pues hace mucho frío, algo de comida y nos vamos.Encaramos la última sección del raid, la meta y la victoria se empiezan a vislumbrar, pero aun nos quedan 90km con 2100 positivos. No podemos despistarnos.

Recorremos unos cuantos km y encontramos una edificación de madera media abandonada. El suelo es de tierra y está lleno de cagadas de vaca, pero es ideal para dormir un rato. Nos quitamos algo de ropa y nos metemos en nuestros sacos Columbus. Una hora después suena el despertador de Mariana que posteriormente acompaña desu ya mítica frase: -¡Vamos chicos!  

Salimos del saco. Temblando. Hace muchísimo frio. Nos ponemos la poca ropa que nos queda y nos volvemos a montar en las bicis. Hay que entrar en calor como sea.

Tras un rato pedaleando, en el mapa vemos dos opciones, una segura pero que da una vuelta muy larga, y otra por la cual podemos acortar varios km. Nos decantamos por la del acorte buscando un pequeño puente. Vamos por una pista, atentos a nuestra derecha por si vemos un puente o paso que cruce el río. En esto Romi dice: ¡Puente, ahí!

Yo no veo nada, pero me meto por el sendero tras él, llegamos al río pero no hay puente, y dice:

-Adri, ¿no viste el puente?

-No, yo no vi nada- le contesto.

-Mierda, ¡pues me lo he imaginado!

Nos reímos los dos.

Afortunadamente, en ese punto no hay un puente, pero si un paso de coches por el agua, que atraviesa el río.Empieza a romper el alba, el cielo se empieza a teñir muy tímidamente de tonos rojos. Toca mojarse los pies para cruzarlo. Del otro lado del río tenemos la pista que buscábamos, la jugada nos sale bien.

Pedaleamos todos juntos en dirección a la siguiente baliza en un collado alto, ninguno siente los pies tras haberlos mojado en el río. De vez en cuando echamos la vista atrás, por si vemos algún equipo, no sabemos qué ventaja tenemos sobre el segundo. No vemos a nadie.

Voy delante, subiendo hacia la parte alta del collado, a mi cabeza vienen pensamientos de ese sueño de ganar una copa del mundo, ese sueño que parece que se va a cumplir, me emociono y una lágrima se desliza por mi mejilla… Me digo a mí mismo que aún no, que aún quedan muchos kilómetros por delante, no es momento de pensar en ello, es momento de seguir y acabar lo empezado.

Vamos avanzando por pistas anchas y carreteras de tierra con buen ritmo, los kilómetros van pasando y el sol, poco a poco va calentando nuestros cuerpos. Los pies siguen congelados. Cerca de la 66 tenemos un pequeño error, el mapa en esta zona está bastante desactualizado, nos cuesta un poco, pero la encontramos.

Llegamos a la 67, allí está Nelson esperando. Nos dan la enhorabuena y nos dice que estemos tranquilos, que le sacamos varias horas al segundo. Los equipos la liaron bastante en el volcán la noche anterior. Deshacemos parte del camino durante unos kilómetros. Foto en la 68, ¡última baliza! Solo nos quedan 13km por carretera hasta la meta. Nelson nos escolta en el coche.

Entramos en el pueblo de Lonquimay, recorremos las ya conocidas calles, la meta está al lado de la plaza del pueblo. Unas pedaladas más, dos calles y ya vemos al fondo el ansiado arco de meta.

Los 4 en línea, cada uno en su bici, los 4 abrazados, unidos como la piña que hemos sido durante estos días de carrera, los 4 a la vez cruzamos la ansiada meta de ¡Tierra Indómita!

¡¡SIIIIIII SOMOS CAMPEONES DE UNA WORLD CUP, SOMOS CAMPEONES DE TIERRA INDOMITA CHILEEEEEEE!!

La alegría se hace dueña de nuestros cuerpos, cerveza en mano lo celebramos como se merece, abrazos, emoción a flor de piel. La sonrisa no se borra de nuestras caras, lo hemos logrado. Un objetivo tantas veces antes soñado, pero que se veía tan lejos, tan inalcanzable, al final se ha hecho realidad.

Nos sentamos con la organización, le damos la merecida enhorabuena por un trabajo fantástico y una carrera chulísima. Comemos dos pizzas y estamos largo tiempo hablando con ellos, contando batallitas y riéndonos todos juntos.

Nos vamos para el hotel, toca descansar un poco, ducharse, hablar con la familia y los seres queridos.

Al día siguiente, como parte del premio nos llevan a un balneario, a las Termas Manzanar. Nos tratan superbién. Desayunamos frutita, piscina por la mañana, comemos y otros bañitos por la tarde. Salimos nuevos.

Es viernes 14 de marzo. Tenemos la entrega de premios y la comida con todos los equipos. Nos hacen entrega de los trofeos y la entrada gratuita para el mundial de Canadá en septiembre de este año. Comemos y conversamos con otros corredores y con la organización.

Toca despedirse de todas estas personas maravillosas que han logrado realizar una carrera magnifica que nunca olvidaremos.

Ya en Galicia, mientras escribo estas palabras, rememoro cada momento. Miles de imágenes de la carrera vienen a mi cabeza. Estas carreras te llenan y se quedan grabadas a fuego en lo más profundo de uno, no solo lo que ves, sino también lo vivido con las personas con las que compartes este viaje, esta locura.

Desde aquí quiero darle las gracias a la organización de Tierra Indomita, por el trato, la amabilidad y el buen hacer que habéis tenido durante todos estos días con todos los corredores. Sois maravillosos. Nunca os olvidaré y si puedo, volveré.

Marcos, Mariana, Romual, GRACIAS. Gracias por ser parte de este viaje, por lo aprendido de vosotros, por hacer todo tan fácil, por las risas, los momentos malos y los buenos, por ser como sois. Con vosotros me voy a cualquier carrera.

No me puedo olvidar de darles las gracias a esos patrocinadores que nos ayudan en este camino. Columbus, Fitcenter, Joma… Sin ellos esto sería un poco más difícil. GRACIAS

Y sobre todo, gracias a todos mis amigos, familia y a mi querida María. Por estar siempre apoyando, dando ánimos para seguir. Sin vosotros este sueño loco no se haría realidad.

¡¡SEGUIMOS Y NOS VEMOS EN LA PROXIMAAA!!

ENJOY & FEEL FREE

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22 May, 25

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